Tal vez, la escuela sea uno de los ámbitos de nuestra sociedad donde las relaciones entre los dos sexos se establecen de manera más igualitaria. Todas las niñas y todos los niños llegan a la educación obligatoria en aparente igualdad de oportunidades.
Al mismo tiempo, la sociedad de la que formamos parte continúa asignando distintos roles y consideración a mujeres y varones, de forma más o menos sutil, pero persistente.
Las personas que intervenimos en la educación de los niños y niñas: padres, madres, maestros, maestras, educadores.... necesitamos una permanente puesta en cuestión de nuestra forma de relacionarnos con ellos y ellas, de nuestros valores y conocimientos, para no seguir ayudando a construir una realidad estereotipada; donde, como ahora ocurre, desde el momento del nacimiento de un nuevo ser, se le viste, se le habla, se le canta, se juega con él o con ella, de forma diferente si ha nacido mujer o si ha nacido varón.
Es nuestro objetivo que cada persona, cada una diferente de las demás, pueda desarrollar sus cualidades y sus intereses con libertad.
A continuación os invito a ver y comentar, con vuestros hijos e hijas, el cuento de Rosa Caramelo. Rosa Caramelo es la historia de Margarita, una pequeña elefanta que nunca se puso rosa. ¿Quieres conocer el cuento?
martes, 3 de marzo de 2009
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Comparto contigo que hemos de educar en la igualdad. Partamos de que somos personas y aportemos lo que podamos para construir un mundo sin diferencias.
ResponderEliminarLos niños reproducen todo lo que ven y oyen. Si somos buenos modelos para nuestros hijos, las diferencias y discriminaciones desaparecerán.
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